Entonces vino el Ratón Pérez y se lo llevó…

Anda que… que sí, que ya me vale, que desaparezco y no doy señales de vida durante un tiempo sin previo aviso, pero de verdad de la buena que esa nunca es mi intención. Yo siempre quiero publicar más a menudo, pero… ¿qué os voy a contar que no sepáis o no padezcáis la mayoría de vosotras? Pues eso, que no me da, que por muchas ganas que tenga de contaros cosillas, mi único momento para teclear es, con suerte, a las once de la noche, y a esas horas como que mis neuronas no me responden ya.

¿Y qué es eso tan importante que ha pasado como para que esté sentada a estas horas con el portátil intentando escribir algo medio decente? Bueno, con el título no creo que deje lugar para muchas dudas, pero…

¡A Marcela se le ha caído su primer diente! Bueno, se le cayó el lunes. Y más contenta se puso… Y más emocionados que estábamos la que escribe y marido…

A partir de ese momento, lo más importante era poder dejar el diente debajo de la almohada para que lo recogiera el Ratón Pérez. Y para ello, ¿qué mejor que la carta que en su día preparó Haciendo el Indio? Hace meses que la tengo en mi Pinterest para cuando llegara este día. Si os gusta y queréis utilizarla, os la podéis descargar en su web.

Bueno, ¿y qué le dejó el Ratón Pérez a cambio de llevarse su diente, su primer diente? Me consta que el señor ratón le dio bastantes vueltas al asunto, por no querer pasarse ni quedarse corto. Y hasta hizo consultas vía Twitter, el modernillo. Finalmente creo que acertó. A ver a vosotros que os parece, pero Marcela se puso contentísima cuando se despertó a las cuatro de la madrugada y vio las dos monedas, el libro y la carta. Bueno, la mayor emoción fue comprobar que la había visitado el Ratón Pérez, ¡a ella! – Ainss, qué bonita es la inocencia -.

Ah, sé de buena tinta que el Ratón Pérez se esforzó muy mucho en escribir con buena letra, pero el esfuerzo no dio los frutos deseados y tuvo que ser marido quien le leyera la carta, ya que Marcela apenas entendía lo escrito. Así que Ratoncitos Pérez del mundo, empezad ya con los cuadernillos Rubio de escritura, que tenéis que escribir con letra legible por los niños.